

Breve y diplomática: cómo la OTAN trata de complacer a Trump en La Haya
Con un formato breve y centrado en el gasto militar, la OTAN ha desplegado un enorme esfuerzo organizativo para que la cumbre de dos días que se abre este martes en La Haya sea un éxito, y evitar cualquier contrariedad al presidente de Estados Unidos, Donald Trump.
El objetivo de la cita es oficializar un aumento del gasto en Defensa al 5% del PIB de cada país, de aquí a una década, y al mismo tiempo presentar un mensaje de unidad.
La cumbre será muy breve. La agenda formal contempla una cena ofrecida por el rey de Países Bajos la noche del martes, y una sesión de trabajo de dos horas y media entre los líderes de los 32 Estados miembros el miércoles.
Lo escueto del formato es un gesto intencionado, que sigue los pasos de la última cumbre de la alianza de la que Trump participó, en 2019 bajo su primer mandato.
Jamie Shea, un exfuncionario de la OTAN involucrado en la organización de cumbres similares, explica que "al mantenerse las reuniones en formato corto, se evitan los temas polémicos".
El objetivo, apuntó, es asegurarse "que Trump no se aburra con largas reuniones en las que tiene que quedarse durante horas, después de haber dado su discurso".
- Brevedad y buenas noticias -
Al igual que las reuniones, la idea es que la declaración final de la cumbre también sea un documento breve y directo.
De esta forma, según fuentes diplomáticas, la declaración del miércoles podría constar de apenas cinco párrafos, o lo que es lo mismo, una sola página, focalizada en los temas centrales. Nada que ver con el voluminoso texto final de la cumbre de 2024 en Washington, que constaba de 38 puntos más un anexo dedicado a Ucrania.
El núcleo será la adopción del objetivo de gasto de un 5% del PIB nacional. Una cifra que Trump podrá presentar como una gran victoria de su política exterior, tras quejarse de que Estados Unidos -que aportó en 2024 el 62% del gasto militar de la Alianza- emplea demasiado dinero en defender a sus socios europeos.
Las diferencias entre Estados Unidos y Europa, como las relaciones con Rusia y el futuro de Ucrania, serán mencionadas de pasada y envueltas en lenguaje diplomático.
Así, la atención se centrará en el tema que más le importa a Trump: el dinero que cada país destinará a gastos militares.
- Zelenski, achicado -
Uno de los mayores dolores de cabeza para los organizadores ha sido el rol del presidente de Ucrania, Volodimir Zelenski, durante la cita.
El dirigente ucraniano, cuyo país aspira algún día a unirse a la Alianza, fue una figura central en recientes cumbres, en los que los países europeos se mostraron muy motivados a la hora de manifestar su apoyo a Kiev frente a la invasión rusa.
Pero dada la abierta animadversión de Trump hacia Zelenski, al que abroncó y llamó desagradecido en la Casa Blanca el pasado febrero, los organizadores optaron por reducir el tiempo que ambos son susceptibles de pasar juntos en La Haya.
La salida encontrada por la OTAN fue limitar la participación de Zelenski a la cena con el rey Guillermo Alejandro la noche del martes, e invitarlo a un foro paralelo sobre la industria de Defensa, pero no a la reunión principal con los jefes de Estado y de gobierno de los países miembros.
- A merced de lo inesperado -
Pese a todas estas precauciones, nada puede evitar la inesperada y posible irritación del mandatario estadounidense, que provocaría una situación capaz de hacer descarrilar toda la cumbre. La semana pasada, el republicano se marchó precipitadamente de la cumbre del G7 en Canadá.
En su primera cumbre de la OTAN, en 2018, Trump acaparó las atenciones al reprender públicamente a Alemania.
Además, sostuvo un tenso intercambio con el entonces secretario general de la OTAN, el noruego Jens Stoltenberg, y en un momento hasta empujó de un manotazo al mandatario de Montenegro, para que no lo tapara ante las cámaras.
P.Perrin--JdCdC