Journal du Club des Cordeliers - Voluntarios japoneses buscan restos de los muertos en la batalla de Okinawa

Voluntarios japoneses buscan restos de los muertos en la batalla de Okinawa
Voluntarios japoneses buscan restos de los muertos en la batalla de Okinawa / Foto: Philip FONG - AFP

Voluntarios japoneses buscan restos de los muertos en la batalla de Okinawa

Caminando entre el lodo y las rocas en la húmeda selva de Okinawa, Takamatsu Gushiken llega a una loma donde yacen restos humanos desde la Segunda Guerra Mundial.

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El hombre de 72 años pronuncia una oración y levanta un cobertor improvisado, dejando expuestos huesos semienterrados que podrían ser los de un joven soldado japonés.

"Estos restos tienen el derecho de ser devueltos a sus familias", afirmó Gushiken, un empresario que lleva cuatro décadas buscando los restos de los muertos de la guerra.

La isla del sur de Japón marcó el lunes pasado el 80 aniversario de la terrible Batalla de Okinawa, que duró tres meses y dejó unos 200.000 muertos, casi la mitad de ellos civiles locales.

Estados Unidos y Japón ahora son aliados y, según cálculos oficiales, solo quedan unos 2.600 cuerpos por recuperar.

Pero vecinos y voluntarios de larga data como Gushiken afirman que hay muchos cuerpos más sepultados bajo edificios, terrenos agrícolas u ocultos en selvas y cavernas.

En el sur de Okinawa, donde se dieron los combates más sangrientos, se construye ahora una nueva base aérea estadounidense.

Ese plan causó ira entre algunos pobladores, como Gushiken, que consideran que afectará los restos de las víctimas de la Segunda Guerra Mundial.

Okinawa es un popular destino de playa, pero sus densas selvas preservan las huellas de la batalla que se extendió de marzo a junio de 1945, cuando las fuerzas estadounidenses lanzaron uno de sus últimos ataques contra el Japón imperial.

- Esqueleto completo -

Caminando por los senderos del bosque en el distrito de Itoman, en el sur de Okinawa, Gushiken se imagina dónde se habría ocultado como poblador o soldado durante un ataque, o dónde habría buscado si fuera un soldado estadounidense.

Avanzando por el sendero estrecho, Gushiken llega a una grieta entre rocas enormes, donde remueve la tierra mezclada con fragmentos de huesos, botones de camisas usadas por los soldados japoneses, una lata de alimentos y una pieza metálica de una máscara antigás.

En otro punto cercano, él y un allegado encontraron en abril el esqueleto completo de un posible soldado que parece haber sufrido una herida de explosión en el rostro.

A unos pasos de allí se encontraron restos óseos de otra persona enterrada entre hojas secas y ramas caídas.

Para Gushiken, la sociedad tiene la responsabilidad de llevar los restos a las tumbas familiares.

Gushiken tenía 28 años y cuando le pidieron ayudar a buscar los muertos de la guerra, y le sorprendió saber que había tantos restos en una área tan grande.

No pensó que podría hacerlo, pero con el tiempo decidió que debía hacer algo para reunir a las familias en su muerte.

- "Hasta el último" -

Después del fin de la guerra, los sobrevivientes de Okinawa que habían sido presos de las fuerzas estadounidenses regresaron a sus pueblos destruidos.

Los pobladores depositaron los cadáveres en tumbas colectivas o los sepultaron individualmente sin registro de identidad.

"Vieron sus comunidades completamente quemadas. La gente no podía decir dónde estaban sus casas. Había cuerpos colgados de ramas de árboles", relató Mitsuru Matsukawa, de 72 años, de una fundación que administra el Parque Memorial de la Paz de Okinawa.

Algunos jóvenes se han sumado al esfuerzo por recuperar los restos, como Wataru Ishiyama, un estudiante universitario de historia de Kioto que viaja a menudo a Okinawa.

El joven de 22 años es miembro de una organización juvenil enfocada en recuperar los restos japoneses de la guerra.

"Estas personas han esperado por décadas en áreas tan oscuras y remotas por tantas décadas, así que quiero devolverlas a sus familias", dijo.

La nueva base aérea estadounidense está en construcción en territorio reclamado del mar en el norte de Okinawa, pero el material está siendo excavado en el sur.

"Es un sacrilegio para los muertos de la guerra que arrojen sobre el mar la tierra que ha absorbido su sangre para construir una nueva base militar", lamentó Gushiken.

A su juicio, las áreas selváticas que podrían contener restos humanos de la Segunda Guerra Mundial deberían ser preservadas por su valor simbólico y servir para recordar al mundo la atrocidad de la guerra.

"Estamos en una época que cada vez menos gente recuerda la Batalla de Okinawa", sostuvo Gushiken.

"Ahora solo quedarán huesos, los campos y objetos descubiertos para continuar las memorias".

M.Michel--JdCdC