

La jefa de la Comisión Europea, ante una moción de censura sin riesgos reales
La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, enfrenta este lunes las preguntas de eurodiputados críticos con su gestión centralizada y la falta de transparencia, antes del voto de una moción de censura con pocas posibilidades de éxito.
El proceso de moción de censura fue impulsado por una parte de la extrema derecha en el Parlamento Europeo, y prácticamente no tiene posibilidades de provocar la caída de Von der Leyen, en la votación prevista para el jueves.
En la plenaria del Parlamento Europeo, en Estrasburgo, Von der Leyen será sometida a un pesado interrogatorio, aunque tendrá también la posibilidad de responder a las voces críticas.
La iniciativa fue iniciada un eurodiputado rumano de extrema derecha, Gheorghe Piperea, quien critica la falta de transparencia de Von der Leyen y de la Comisión en el escándalo denominado "Pfizergate".
Von der Leyen nunca ha hecho público un intercambio de mensajes de texto con el CEO de Pfizer, Albert Bourla, durante la pandemia de coronavirus, en momentos en que la Comisión negociaba la compra de enormes cantidades de vacunas a ese laboratorio.
El caso le valió a la Comisión y a Von der Leyen fuertes críticas de varias asociaciones de la sociedad civil.
El periódico The New York Times recurrió a la justicia para tener acceso al intercambio de mensajes entre Von der Leyen y Bourla, apenas para descubrir que los mensajes no habían sido conservados.
Piperea también acusa a la Comisión Europea de "interferir" en las elecciones presidenciales de Rumania en mayo, que arrojaron como vencedor a Nicusor Dan, un partidario de la UE.
El nacionalista Calin Georgescu había vencido unas elecciones anteriores, en noviembre, que fueron anuladas por el Tribunal Constitucional rumano debido a irregularidades y sospechas de injerencia rusa.
- "Una vergüenza" -
Aunque se espera que la moción reciba el apoyo de al menos una parte del bloque de la extrema derecha, el intento de derrocar a Von der Leyen parece condenado al fracaso.
El propio grupo político al que pertenece Pierea, el de los Conservadores y Reformistas (ECR), ya se ha distanciado de la idea.
Además, el bloque ECR incluye a los legisladores que responden a la primera ministra de Italia, Giorgia Meloni, más conciliadora con Von der Leyen.
Por su parte, el más importante bloque del Parlamento Europeo, el mayoritario Partido Popular Europeo (PPE, centro derecha), está unido en torno a a Von der Leyen, una figura de proa de esa formación.
El líder del PPE, el alemán Manfred Weber, se burló de "los títeres de Putin en el Parlamento Europeo" que "están tratando de socavar la unidad de Europa y derrocar a la Comisión en un momento de turbulencia global y crisis económica".
"Esto es una vergüenza para los ciudadanos europeos", dijo.
El balance político del Parlamento Europeo se apoya en un trípode formado por el PPE, los Socialdemócratas (S&D, centro izquierda) y Renew (liberales centristas), considerado el trío 'europeísta'.
Si bien los socialdemócratas y los centristas no esconden su irritación con el creciente conservadurismo de Von der Leyen, difícilmente apoyarán una iniciativa de la extrema derecha que detonaría una crisis institucional.
Estos dos bloques han criticado regularmente al PPE por sus ambigüedades con respecto a la extrema derecha, en particular por sumarte en el cuestionamiento a las leyes ambientales.
Otra queja es la gestión cada vez más centralizada de Von der Leyen, en su segundo mandato.
La presidenta de la Comisión "lo dirige todo", dijo a la AFP hace unas semanas la líder del grupo centrista, Valérie Hayer.
El episodio que llevó las tensiones al punto de ruptura fue la amenaza de la Comisión de retirar un proyecto de ley contra el blanqueo ecológico corporativo, que ya se está negociando en el Parlamento Europeo.
La iniciativa fue recibida como una afronta por los eurodiputados.
Nunca antes se aprobó una moción de censura a la Comisión Europea, y lo más cerca que estuvo de ello ocurrió en 1999.
Antes de una votación aparentemente perdida de antemano, el equipo del luxemburgués Jacques Santer se adelantó y dimitió, junto con toda la Comisión, tras un informe demoledor sobre su responsabilidad en casos de fraude.
L.Leroy--JdCdC